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Santiago, 17.07.2020

¿Estamos mejor o peor que nuestros padres?

Los diversos procesos y transformaciones por las que ha pasado el país durante los últimos años permiten preguntarse ¿cómo estamos hoy los chilenos?,¿cómo nos sentimos? ¿Ha progresado realmente nuestro país en los últimos años? Y, más importante aún, ¿este progreso ha llegado a todos por igual?

A estas preguntas pretende responder el capítulo especial sobre el estallido social en el estudio CHILE3D. De acuerdo a distintos aspectos analizados, vemos que las personas que viven en Chile en general sienten que están mucho mejor que sus padres.

Catalina Correia, directora de Marketing de GfK, afirma que “es importante notar que este mayor bienestar no pasa únicamente por los elementos materiales (ingreso, acceso a vivienda) sino también personales, como el tiempo libre y la vida familiar e incluso, el grado de felicidad”.

 

 

En general no se observan diferencias que sean significativas entre hombres y mujeres a excepción de tiempo libre y trabajo, donde los hombres crean estar en mayor medida mejor que sus padres que las mujeres.” Es interesante, porque trabajo y tiempo libre de alguna manera son dos caras de la misma moneda: en la medida que los trabajos han mejorado no sólo en términos de remuneraciones sino en la incorporación de mayor flexibilidad y en una nueva mentalidad en la que “se trabaja para vivir y no vivir para trabajar”, la valoración del tiempo libre también mejora”, agrega Correia.

Al analizar por nivel socioeconómico, no vemos brechas tan marcadas entre los aspectos analizados a excepción de cómo perciben su nivel de ingresos. 

 “Eso nos habla de un país que ha logrado desarrollarse bastante en los últimos años. Sin embargo, vemos que este mayor bienestar no ha llegado a todos por igual”, afirma Catalina Correia.

Un país que se ha desarrollado, pero no lo suficiente

El estudio también evalúa cómo consideran los chilenos que han sido las oportunidades que han tenido a lo largo de su vida para acceder a distintos elementos.

 

“Las brechas entre los segmentos más altos de la población y los más vulnerables es dramático, del orden de 40 puntos promedio”, explica Catalina Correia.

“Hemos avanzado, pero es justamente ese desarrollo el que hoy pone la vara más alta. Hemos resuelto los problemas básicos de nuestro país. Pero hoy nos toca ir más allá, lo que queda clarísimo cuando vemos que el 83% de los encuestados está de acuerdo con que la desigualdad es la gran deuda pendiente en la sociedad chilena”.

 

 

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