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28.05.2020

Volver a creer…

El mundo está conmocionado, y Chile lo está también. Inmerso hoy en plena pandemia, pero con una herida abierta, que es el significado emocional que el estallido social dejó en nuestros compatriotas.

Distintos episodios fueron mermando una supuesta satisfacción con nuestro país, y develando una gran disconformidad que en el último tiempo se agudiza.

La historia de un Chile que se superaba en términos económicos pero cuyos números no parecían mejorar el día a día de los chilenos.

Luego un estallido social que comenzó de forma épica, con una marcha multitudinaria, un fenómeno social de gran magnitud que reunía a todos los chilenos bajo el lema #chiledespertó. Durante pocos días la sensación fue de unión, de lucha conjunta y de lucidez.

Pero estas emociones no perduraron y meses después, las emociones que permanecen tienen un cariz negativo y la rabia es la protagonista.  

¿No estábamos en una lucha conjunta en la que el gran objetivo era un mayor bienestar para todos?

Pareciera no ser así ya que en vez de sentirnos más iguales nos sentimos más distantes los unos de los otros.

Hoy la brecha entre cómo me percibo a mí mismo y cómo percibo a mis compatriotas llega a una distancia nunca antes imaginada. Los adjetivos con que nos autodefinimos son ‘responsables’, ‘honestos’ y ‘trabajadores’, mientras que la forma en que describimos a los demás chilenos es ‘consumistas’ y ‘clasistas’.

Es a este Chile al que llega la pandemia. Nuevamente con la ilusión de unirnos #yomecuido, #yotecuido, y las preocupaciones vuelven a sentirse desde el individualismo y se relevan los mismos puntos que ya nos preocupaban; ‘la preocupación por tener dinero suficiente para llegar a fin de mes’, ‘mi posible desempleo’, ‘mi jubilación’, y con una visión pesimista, la más pesimista de Latinoamérica.

Este es el escenario. Así estamos los chilenos. Entonces ¿cómo reconstruimos las confianzas? ¿Cómo recuperamos el optimismo? ¿Como volvemos a soñar con un futuro mejor? ¿Cómo volvemos a creer?

Y la respuesta sale desde nosotros mismos. Desde los valores que mueven a los chilenos. Estudiándonos valóricamente, y comparando respuestas dadas en enero/febrero 2019 vs misma fecha 2020, vemos que entre 6 perfiles valóricos, el que más crece en Chile es el perfil hedonista.

Este es un perfil centrado en la individualidad por sobre la colectividad. Y el hedonismo desde un punto de vista filosófico y también psicoanalítico, considera que lo que mueve a los seres humanos, la única finalidad que tenemos en la vida, es la búsqueda del placer y el goce en todo sentido. Toda acción, toda elección, todo acto de consumo tiene esta finalidad.

De hecho distintas visiones afirman que el placer sería el ‘único y supremo bien’ al que todos buscan acceder.

Y esto es lo que hoy, las empresas y las marcas debemos saber leer, entender y hacernos cargo, ya que si bien existen demandas desde lo tangible, desde lo funcional y desde lo valórico cada vez con más fuerza, el acceso al goce del consumo es algo que no podemos perder de vista.

Cada persona, cada individuo debe lograr sentir ese disfrute en su esfera intima ya que es un bien que debemos entregar tanto en su experiencia perceptual como en su tangible para que las personas puedan recibir la anhelada gratificación. El placer es el motor del consumo y a veces lo perdemos de vista.

Hoy más que nunca las empresas y las marcas debemos contribuir a las personas que habitan el Chile real, logrando que se encuentren los negocios, las marcas y el profit con la satisfacción genuina de las necesidades de las personas y por lo tanto con el disfrute.

Llegó el momento en que tanto empresas como marcas salgan del mundo de los negocios y entren al mundo de las personas con caras, con familias, con problemas, ilusiones y deseos.

Sólo así contribuiremos a que todos juntos volvamos a creer.

 

Carolina Cuneo, gerente comercial de GfK Chile

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